6 asignaturas pendientes de la economía española para el 2025

6 asignaturas pendientes de la economía española para el 2025

A medida que la economía española avanza hacia 2025, enfrenta un conjunto de desafíos estructurales que condicionarán su crecimiento y competitividad a largo plazo. Aunque España ha mostrado una recuperación notable tras el impacto de la pandemia, el contexto global de alta inflación, el aumento de tipos de interés y el conflicto en Ucrania han complicado las previsiones económicas. A continuación, se analizan los principales desafíos estructurales que marcan el horizonte económico español para los próximos años.

1. Crecimiento sostenible y productividad

Uno de los grandes retos de la economía española es consolidar un modelo de crecimiento sostenible que no dependa excesivamente de sectores cíclicos, como el turismo y la construcción, y que impulse la productividad, la cual se mantiene entre las más bajas de la eurozona. La productividad laboral en España ha mostrado una mejora limitada en las últimas décadas, un hecho que preocupa dada su influencia en el crecimiento económico y en la competitividad del país en el entorno global.

El gobierno ha señalado la innovación y la digitalización como elementos clave para impulsar la productividad, destinando parte de los fondos europeos Next Generation EU a fomentar la transformación digital de empresas, especialmente de las pequeñas y medianas empresas (pymes), que constituyen el grueso del tejido empresarial. Sin embargo, los economistas advierten que estos esfuerzos deben consolidarse con políticas efectivas de formación y capacitación, particularmente en competencias digitales, y una mejora en la eficiencia de las inversiones públicas y privadas.

2. Mercado laboral: precariedad y temporalidad

El mercado laboral español presenta características estructurales que lo diferencian de otros países de la eurozona y que suponen un obstáculo para el crecimiento inclusivo y sostenible. En 2023, la tasa de paro juvenil en España fue una de las más altas de Europa, situándose en torno al 30%. Además, persiste una elevada tasa de temporalidad laboral, aunque las recientes reformas laborales han buscado limitarla, promoviendo la estabilidad en el empleo.

La alta temporalidad y precariedad laboral han tenido efectos negativos en el consumo y en la capacidad de ahorro de los hogares, dificultando su acceso a crédito y a vivienda. En este contexto, mejorar la estabilidad laboral se convierte en una prioridad, y se espera que el gobierno continúe desarrollando políticas de fomento de empleo estable y de mayor flexibilidad en la contratación que equilibre los derechos de los trabajadores con la competitividad empresarial.

3. Desafío demográfico y sostenibilidad del sistema de pensiones

El envejecimiento de la población española es otro de los desafíos a largo plazo que afectan a la sostenibilidad del sistema de pensiones. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la población de 65 años o más representará aproximadamente el 25% de la población total en 2035, mientras que la tasa de natalidad continúa en descenso. Esta tendencia demográfica supone una presión creciente sobre el sistema de pensiones y pone en cuestión su sostenibilidad financiera.

El Pacto de Toledo ha propuesto algunas reformas para garantizar la sostenibilidad del sistema, entre ellas, un mayor ajuste de las pensiones a la esperanza de vida y el incremento progresivo de la edad de jubilación. Sin embargo, muchos analistas consideran que estas medidas podrían no ser suficientes si no se acompañan de políticas más ambiciosas que incentiven la natalidad y la incorporación de trabajadores al sistema. La inmigración también puede desempeñar un papel clave en la estabilización demográfica, aunque este enfoque requiere un plan de integración y formación de la mano de obra extranjera.

4. Dependencia energética y transición ecológica

La transición energética y la reducción de la dependencia de fuentes de energía fósil son elementos cruciales para la economía española, particularmente en un contexto de inestabilidad global en los mercados energéticos. A pesar de los avances en energías renovables, España sigue siendo dependiente de la importación de gas y petróleo, lo que aumenta su vulnerabilidad ante variaciones de precios y riesgos geopolíticos.

En línea con los objetivos de la Unión Europea, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) de España tiene como meta alcanzar una descarbonización significativa para 2030, con un aumento en la inversión en energías renovables y la promoción de la eficiencia energética en todos los sectores. No obstante, esta transición requiere una inversión considerable y una modernización de infraestructuras, y representa un reto particular para las pymes, que pueden enfrentar dificultades para adaptarse al cambio y cumplir con las normativas ambientales sin apoyo económico adicional.

5. Digitalización y educación

La digitalización se ha convertido en un objetivo prioritario para las políticas económicas de España, que necesita reducir la brecha digital y mejorar el acceso de las pymes a las tecnologías avanzadas para competir en un mercado globalizado. Sin embargo, según informes de la OCDE, el nivel de competencias digitales de la población activa española es inferior al de otros países de la Unión Europea, lo que limita el impacto de la digitalización en la productividad y la competitividad.

Por otra parte, el sistema educativo español enfrenta desafíos en términos de adaptación a las nuevas necesidades del mercado laboral y en la reducción del abandono escolar temprano, que en 2023 fue uno de los más altos de la UE. Para 2025, es fundamental fortalecer la formación profesional y la actualización de las competencias digitales en todos los niveles de la educación, garantizando una mejor preparación de los trabajadores para los cambios tecnológicos que están redefiniendo la economía global.

6. Deuda pública y sostenibilidad fiscal

La deuda pública española ha superado el 110% del PIB en los últimos años, una cifra que limita la capacidad del gobierno para reaccionar ante crisis futuras y compromete la sostenibilidad fiscal del país a largo plazo. Aunque el gobierno ha puesto en marcha medidas de ajuste para reducir el déficit, la presión para mantener servicios públicos, subsidios y pensiones en un contexto de envejecimiento de la población dificultará el cumplimiento de los objetivos de estabilidad presupuestaria.

Para lograr una consolidación fiscal efectiva, los analistas apuntan a la necesidad de reformas estructurales que mejoren la eficiencia del gasto público y fortalezcan la recaudación mediante un sistema fiscal más justo y progresivo, que permita aliviar la carga sobre los trabajadores y reducir la economía sumergida.

Conclusión

Las asignaturas pendientes de la economía española para 2025 abarcan múltiples dimensiones y exigen un enfoque integral que combine políticas de fomento del crecimiento sostenible con una modernización de los sistemas laboral, educativo, y energético. La resolución de estos desafíos estructurales permitirá a España no solo mejorar su competitividad y su resiliencia ante futuras crisis, sino también construir una economía más inclusiva y adaptada a las necesidades del siglo XXI.


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